De un lado a otro del puente internacional Simón Bolívar se aglomeran cientos de transeúntes, tienen la esperanza de recuperar la cotidianidad interrumpida bruscamente por el decreto de estado de excepción emitido por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicólas Maduro el pasado 21 de agosto; y es que la frontera Colombo-Venezolana entre el Estado Táchira (Venezuela) y el Departamento del Norte de Santander (Colombia) es una de las de mayor dinamismo de América Latina, a través de ella se produce un masivo flujo de personas, así como también un intenso intercambio de bienes de consumo; se estima que en Venezuela habitan tanto de manera legal como ilegal alrededor de cinco millones de colombianos.
El Presidente Nicólas Maduro defiende su postura alegando que la frontera con el vecino país se ha convertido en un paraje de grupos paramilitares colombianos y un pasadizo abierto para el contrabando de extracción de productos vitales para los venezolanos como combustibles y alimentos, creando una situación de escasez que a su vez genera un alza significativa en los precios de los artículos y por ende un profundo malestar dentro del pueblo venezolano.
Algunas medidas tomadas como la extradición de ciudadanos colombianos a su país de origen ha sido recibida con preocupación por parte del primer mandatario colombiano Juan Manuel Santos, quien considera que dichas medidas son injustas ya que sus connacionales afirmo son gente trabajadora y honesta y no pueden ser etiquetados de delincuentes ni paramilitares, además comunicó que en muchos casos las personas deportadas no se les permitió ir a sus casas en territorio venezolano a recoger sus pertenencias, su gobierno anuncio la implementación de un plan para atender a los deportados.
Lo cierto es que esta situación pica y se extiende entre dimes y diretes de ambos mandatarios y sus respectivos gobiernos, habrá que esperar el desenlace de esta situación y por cuanto tiempo se mantienen estas medidas, entendiendo que debe existir la posibilidad de que ambos países puedan construir de manera conjunta una solución estructural a la gran variedad e problemas existentes en esta franja fronteriza desde hace muchos años. Que la crisis sirva como una oportunidad para mejorar las condiciones a ambos lados del río Táchira.
Excelente articulo es muy pertinente con los nuevos tiempos que vive nuestro país, espero que esta situación mejores en los próximos días
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